Algueros de Coquimbo: “creo que todos consumimos algas todos los días”
(15 junio 2023) En Chile conviven más de 400 especies de algas que permiten que un oficio milenario aún se mantenga vigente. La pertenencia al mar, el cuidado y a preservación del lugar es lo que une a las comunidades que viven de la extracción alguera. Los sueños de hombres y mujeres que trabajan en Coquimbo es que se mantenga este oficio milenario para las nuevas generaciones. Las algas son el alimento del presente y del futuro. Durante el verano se practica la extracción de algas porque el clima permite secar y conservar estas plantas marinas.
El programa Oh! Citoyens, de Radio Universidad de Chile, 102.5 FM y su proyecto “Conexión Patrimonial: sonidos de geografía humana”, segunda temporada, cuenta con el apoyo del Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, ámbito regional de financiamiento, convocatoria 2023. Los invitados para el séptimo capítulo, fueron Idilia Olivares y Mario Campos, algueros de la playa Changa de Coquimbo.
Las algas han sido utilizadas desde tiempos remotos como alimento, medicina popular, para el consumo animal y como fertilizante agrícola, junto con el desarrollo de la industria química, farmacéutica y los biocombustibles. El tipo de recolección como se conoce en la actualidad comienza en los años 60, y hoy cerca del 90% de las faenas productivas está concentrada en el norte de Chile. Se estima que en esta zona existen cerca de 11 mil personas que dependen directa o indirectamente de la extracción de algas pardas (huiros).
“La actividad lleva más de 100 años, antes del tsunami de 1922 ya había manipulación de algas en este sector (…) la mayoría de los coquimbanos sobre 50 años alguna vez sacó algas”, declara Mario Campos. Lo primero que motivó a la comunidad alguera fue cuidar el medioambiente, vivir de este producto y desarrollar proyectos sustentables.
Idilia Olivares relata que este oficio patrimonial es también familiar y en su caso particular, ya es la quinta generación en el trabajo de extracción alguera. En estas últimas décadas se han formado sindicatos que conviven formalmente, autorizados por SernaPesca, con 19 mujeres algueras en la zona de producción. “Yo lo aprendí de mis padres y así se lo enseño a mis hijos y nietos”, dijo.
Las algas producen oxígeno que permite la respiración de muchos de los organismos que viven en los ambientes acuáticos, absorben CO2, sirven como zonas de refugio y hábitat para miles de especies. En esta zona norte, “el pelillo o gracilaria (chilensis) es lo principal que sacamos (…) hay una segunda alga que encontramos hace 5 años llamada Sarcodiotheca (gaudichaudii), que estamos trabajando en un proyecto con la Universidad del Norte y el gobierno regional”, acota Campos.
Dentro de las virtudes de estas especies, “el agar-agar es un espesante y se ocupa para múltiples productos, por ejemplo, para hacer jabón, salsa de tomates, shampoo y algunos remedios, con DHA para combatir el cáncer de próstata”, expresa el alguero coquimbano.
En materia de usos y beneficios de estas algas, la señora Idilia comenta que el “el luche se trabaja en la cocina, es muy buen producto, también se hace pan de luche, pero también se usa para remedios, para hacer chalas o condoritos”. Por ejemplo, dice Mario, el Güiro se saca de las piedras, y el pelillo debajo de la arena y para ello se utilizan el chinguillo, una especie de red de pesca adecuado para la extracción de las algas, además, relata Campos, se está trabajando en la fabricación de trajes de buceo con subproductos de las algas.
En materia de costos y ventas en la producción de las algas, “en la playa changa existen comerciantes que son intermediarios, estos son los que nos compran a nosotros el alga a orilla del mar, estos doblan o triplican el precio vendiéndolo al exterior, (…) por eso nosotros estamos organizándonos para vender directamente”, recalcó Mario.
Sin embargo, Mario Campos cree que el desarrollo urbano de las ciudades no se condice con los proyectos sustentables y patrimoniales, ya que “la ciudad no tiene un plan medioambiental”, acotando cada vez más el borde costero muy necesario para la extracción de algas.
“Todo se va para afuera”, en relación a los mercados de venta de las algas, especialmente el de los compradores asiáticos. Pero, los algueros están preocupados, “las playas se han reducido de 100 a 40 metros y eso nos afecta (…) estos temas son medioambientales”, por eso Campos hace un llamado a las autoridades locales para realizar una mesa de trabajo “no nos están llamando a conversar y necesitamos más participación”, señala.Ver y escuchar la entrevista completa, conéctese con el siguiente link:
https://www.youtube.com/live/e93JtVklTEM?feature=share