4 de septiembre: un plebiscito mirado desde la historia republicana de Chile
(31 agosto 2022) En las semanas previas y posteriores al plebiscito el país ha vivido un sinfín de actos de violencia verbal y visual en redes sociales, sobre todo desde el lenguaje prejuiciado. Las descalificaciones, amenazas y especialmente el denigrar al otro por su postura política. La ciudadanía ha mostrado una cara de Chile que pensabamos erradicada de nuestra cultura cívica, pero solo estaba escondida e inevitablemente volvió a mostrase en plenitud.
En este contexto eleccionario, lo que vivimos el domingo 4 de septiembre fue un acto democrático, aunque dos de sus valores más reconocidos, la honestidad y la tolerancia no se respetaron ya que la falsedad de los argumentos esgrimidos y la violencia fueron protagonistas en estas campañas políticas.
Una Constitución es la norma interna más importante de un Estado nacional, además establece la forma de gobernanza, cómo vamos a convivir democráticamente como base de los derechos fundamentales de la ciudadanía y es la herramienta que brinda protección. ¿Qué tan importante es tener una Constitución para un país?
El programa Oh! Citoyens Live, conversó con Susana Gazmuri, Doctora en Historia de la Universidad Católica y José Miguel Pozo, historiador de la Universidad de Santiago, sobre lo importante de este plebiscito desde el recorrido histórico que le ha correspondido a Chile en estos procesos plesbicitarios anteriores.
Ambos historiadores coincidieron en que este acto es el más relevante que hemos tenido en los últimos tiempos. Al ser consultados ambos si ¿hay alguna Constitución que haya unido al país? La Doctora Gazmuri es enfática en señalar que historicamente en Chile: “esperamos de la democracia que sea capaz de domesticar o limitar ese conflicto a formas que nos parecen legitimas”, como un viejo precepto griego de eliminar la violencia de la convivencia democratica ciudadana, dijo.
En tanto el profesor Pozo es más categórico en señalar que se está viviviendo – no solo en Chile – sino que en el planeta, una especie de neurosis y actitud pragmática que ha llevado a los países a una distorsión entre la ilustración y el consumismo.
La doctora en historia, precisa que la élite chilena ha sido poco visionaria, porque no se dio cuenta que para mantenerse en el poder se deben mantener ciertos comportamientos y compartir dicho poder. En el poder democratico y republicano el estandar es más exigente, porque esta elite se escuda en la educación y en su capacidad de entender el pensamiento experto, “en una democracia, el qué lo establecemos todos y el cómo se lo podemos entegar a los expertos”, agregó.
A través de la historia, en la Constitución del 1925, según el profesor Pozo, lo que precedía esta carta magna era un sistema oligarquico, y lo que presionó el cambio constitucional fueron grupos de capas medias, intelectuales y de diversas esferas políticas, incluso conservadores, y que impusieron elementos democraticos como el rol social del Estado, el voto directo, las leyes de seguridad social, o sea, “el Estado entró muy fuerte”, explicó.
La historiadora de la Universidad Católica, cree que en las diversas cartas fundamentales “hemos estados más divididos que unidos, (…) la primera constitución que se pensó en unir al país, de manera vertical y horizontal, desde el territorio y ciudadanos es la 1828, duró menos de un año (…) Quizás estamos pidiendole a la constitución algo más que las constituciones, hasta el momento, han podido hacer”, aclaró.
El académico de la Universidad de Santiago cree que las constituciones “nunca nos han unido” y hace un recorrido histórico sobre ellas, cada una generada por diversos acontecimientos sociales y con actores de la élites que tenían motivos muy circunstanciales a cada época, en contextos históricos y políticos muy diferentes sobre cómo se miran en la actialidad a las constituciones modernas.
En este sentido, Gazmuri, considera que los movimientos sociales han producido distintos efectos en las élites que administran el poder de cada época, “no se puede seguir mirando entre el ‘octubrismo’ (estallido social) y el acuerdo por la paz”, de los partidos políticos, es decir, no se puede desconocer el rol de la violencia en dicho acuerdo, concluyó.
Finalmente, la doctora en Historia, plantea que “más allá del resultado (plebiscito del 4 de septiembre), sí recoge y expresa la necesidad de un nuevo pacto social”, ya que la sociedad quisiera una mayor participación en el poder, por ejemplo, en la adminstración del dinero.
Para escuchar y ver la entrevista completa siga el siguiente link:
https://youtu.be/DIqdI2As1rE