Verónica Rojas: “estuvimos expuestos a un gran peligro solo por ayudar”
(14 septiembre 2023) A 50 años del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, las organizaciones civiles fueron testigo de la represión y brutal violación a los derechos humanos que ocurrieron en el país, una de ellas fue la Vicaría de la Solidaridad, dependiente del Arzobispado de Santiago, asociación que apoyó a las víctimas de la dictadura durante muchos años.
En la sección ‘plaza de Abastos’ del programa Oh! Citoyens Live, de radio UdeChile, conversamos con Verónica Rojas, enfermera del Instituto Caritas Chile y voluntaria de la Vicaría de la Solidaridad, entre 1983 a 1986, quien relata su testimonio a 50 años del Golpe de Estado.
Durante los años de la dictadura cívico-militar en Chile surgieron muchas organizaciones sociales y culturales que trabajaron en defensa de los derechos humanos y asistieron a víctimas en este duro proceso, tanto a torturados como a las familias de los detenidos y desaparecidos.
La Vicaría de la Solidaridad fue una institución de carácter religioso que nace de la iniciativa del Cardenal Raúl Silva Henríquez, que se funda bajo la denominación del “Comité Pro Paz” a cargo del sacerdote Cristian Precht, y que durante sus 16 años de historia la organización se dedicó a la defensa de la vida y la libertad de ciudadanos y ciudadanas.
Verónica Rojas inició su relato recalcando la importancia de la Vicaría: “hacer turnos en las iglesias, apoyar y curar a los heridos, esa era principalmente nuestra labor, pero también se apoyó económicamente a aquellos niños que ya no tenían a sus padres, niños chicos que estaban desvalidos. esa institución tenía un valor muy fundamental, la verdad es que gracias a la Vicaría de la solidaridad también se permitió que se globalizara el respeto a los derechos humanos”.
Bajo este contexto detalló que “digamos que ya venían siendo tan maltratados los derechos humanos, con el tema de la dictadura ya eso se sobrepasó y la Vicaría cómo mandaba imágenes de lo que estaba pasando a través del mundo hizo que el mundo se diera cuenta de la calamidad y los errores que estaban pasando acá y el horror que había en la gente”.
Verónica, además aseveró que al interior de este grupo solo existía ganas de colaborar y asistir a quien necesitara el apoyo, sin importar color político o religión, a pesar de derivar de una institución eclesiástica, igualmente comentó que le tocó trabajar con el sacerdote Andrés Jarlan y con Pierre Dubois quienes brindaron contención y acompañamiento a los voluntarios, desde lo motivacional y la parte emocional: “nos decían, no a la violencia chiquillos, no se quiebren, háganlo lo más profesional que se pueda, no se comente, esto no es un juego”.
Rojas comentó que su labor tenía un gran riesgo en la época: “estuvimos expuesto a un gran peligro solo por ayudar, gracias a que era flaca no me llevaron debajo de unas tablas de la iglesia. Era un piso de madera y tenía una altura y yo me metí, no se como me metí, pero se llevaron a mis colegas las torturaron, fue triste, fue de mayor miedo todavía e incluso ganas de decir ya no está es la última vez, pero había algo en mi que me decía que siguiera allí”.
En tanto ella relevó la importancia de la educación, la solidaridad y el respeto a los derechos humanos para no repetir los horrores que debió testimoniar en primera línea.
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por: Nosmely Rodríguez