Ana Carolina: la chinchinera que sigue orquestando calles y barrios
(03 agosto 2023) Chinchineros y últimamente las chichineras son parte de una tradicional de expresión artística radicada fuertemente en Chile, específicamente de la zona central del país, que se remonta al siglo XIX, pero que tomó más fuerza en los barrios populares hacia el siglo XX.
El oficio de chinchinero se estima que nació en la región Metropolitana. Fue a través de un destacado cultor, Lázaro Kaplán quien comenzó esta tradición en Santiago hacia la década de 1920 aproximadamente, cuya función era acompañar al organillo ya que los chinchineros solos sin organillo son producto de una época en que los organillos chilenos permanecían en mal estado, pues no tenían quién los reparara, y tocaban el chinchín y el bombo apoyando las melodías del organillo.
El programa Oh! Citoyens, se transmite por Radio Universidad de Chile, 102.5 FM con el apoyo de Radio UACh, 90.1 FM de Valdivia, a través de su proyecto “Conexión Patrimonial: sonidos de geografía humana”, segunda temporada, y cuenta con el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, ámbito regional de financiamiento, convocatoria 2023. El invitado para el décimo cuarto capítulo a la chinchinera nacional, Ana Carolina Pinto, de la región Metropolitana.
Las hijas de estos cultores musicales cantaban las canciones que tocaba el organillo, temas tales como “La danza de la libélula”, “Marinero de las delicias” y otras del repertorio de esa época, quienes además del chinchín se ponían cascabeles. Años después algunos comenzaron a imitar esta costumbre. Ya hacia 1930 comienza el oficio del chinchinero vivo más antiguo en la actualidad, Héctor Lizana Gutiérrez quien conoció a don Lázaro Kaplán. Fue la familia Lizana que creó el baile del chinchinero tal y como lo conocemos, por ejemplo, la costumbre de pasar el pie entre la cuerda que acciona el hi-hat.
Los primeros pasos de Ana Carolina fue en la Escuela carnavelara “Chinchínterapie” de Santiago, academia popular itinerante que ha formado a mujeres y hombres a través de sus 17 años de existencia. Con la banda carnavelara “inquieta” ha podido viajar a diversos países mostrando el arte popular callejero. “La gente de allá es generosa y valora mucho nuestro trabajo”, y especialmente el bombo que llama mucho la atención internacional.
Respecto del bombo y el chinchín, “hay poca información escrita sobre este oficio, por eso no se le ha dado el reconocimiento que merece”, señala esta cultora moderna. Por elllo el diálogo entre organilleros y chinchineros surge como un acompañamiento mutuo que llama mucho la atención por su sinfonía perfecta.
Fue durante una actividad en el Galpón Víctor Jara que “gatilló” su entusiamo por la música carnavalera y las comparsas, un proyecto que integró al chinchín a las fiestas populares. Pero fue en Perú y Colombia que encontró un grupo de chinchineros chilenos y este hito la hizo tomar la decisión de integrar definitivamente este oficio a su vida.
“En el centro de Santiago encontré muchos problemas, entre partes que nos cursaron inspectores y carabineros, y que en muchos casos llegaron incluso a quitarnos nuestros instrumentos y nuestra fuente de trabajo”, agregó Ana Carolina.
Los elementos de esta orquestación popular chilena corresponden a un bombo chino, chinchín europeo, maceta, varilla y platillo, que son en la actualidad los instrumentos que se pueden observar en las tocatas urbanas. Hablamos de un hombre o mujer-orquesta y bailarines que llevan en su espalda un bombo el que golpea con unas varillas y unos platillos que hace sonar a través de una cuerda atada al taco de sus zapatos, y que ha acompañado históricamente al organillero.
Existen en la actualidad alrededor de 10 mujeres activas que trabajan este oficio patrimonial, de forma individual o en colectivos artísticos, la mayoría provenientes de la Escuela Chinchín Tirapié, incluso algunas de ellas residen en el extranjero, como Paloma Suazo en Génova.
Estas coreografías son danzas que se dan de forma espontánea mientras preparan sus presentaciones, es de forma improvisada, “dado que son generaciones que han crecido juntas”, acotó. “Son hijas de familias chinchineras” las que están germinando en este nuevo escenario patrimonial, porque tradicionalmente se entregaban las capacitaciones a niños, lo que obedece a una cultura machista arraigada en este rubro artístico.
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