Zapatero Claudio Salazar: “la gente quiere que sus calzados le duren mucho”
(08 junio 2023) ¿Por qué las reparadoras de calzados son catalogadas como oficios patrimoniales? ¿Será porque reparan, adaptan o revitalizan los calzados y artículos en cuero de manera artesanal y así evitar la necesidad de comprar nuevos productos?
Este oficio de zapatero en Chile y en América ha desempeñado un papel significativo a lo largo de la historia. En la época Colonial, la fabricación y reparación de calzados en Chile era principalmente realizada por artesanos indígenas y mestizos. Estos artesanos utilizaban técnicas tradicionales y materiales locales, como cuero de animales y fibras vegetales.
En pleno siglo XIX su trabajo se centraba en la confección de alpargatas y otros tipos de calzados muy sencillos y duraderos. Las alpargatas fueron tremendamente populares al punto que en la cultura nacional los personajes de caricaturas populares siempre las usaban, tales como el roto chileno, Verdejo, Condorito, entre otros personajes.
El programa Oh! Citoyens, de Radio Universidad de Chile, 102.5 FM y su proyecto “Conexión Patrimonial: sonidos de geografía humana”, segunda temporada, cuenta con el apoyo del Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, ámbito regional de financiamiento, convocatoria 2023. El invitado para el sexto capítulo fue Claudio Salazar Flores, de la comuna de Ñuñoa, quien heredó este oficio de su padre José Luis Salazar, fundador de este negocio familiar.
“Estudié la enseñanza media en un colegio industrial, luego estudié en el DUOC turismo, trabajé en el área del turismo y después en el retail (…) las circunstancias de la vida me llevaron a trabajar con mi papá”, relata Claudio sobre sus inicios en el rubro de la reparación de calzados y accesorios en cueros.
En pleno siglo XX, el oficio de zapatero comenzó a experimentar cambios significativos con la llegada de migrantes europeos, especialmente españoles e italianos. Estos introdujeron nuevas técnicas y una elaboración industrial. Santiago y Valparaíso se convirtieron en centros para la fabricación industrial y venta de zapatos. Esto disminuyó la demanda de artesanos, ya que la producción de fábricas los volvió más económicos.
En relación al trabajo de calzados entre argentinos y chilenos existen diferencias, más allá de la calidad de los cueros trasandinos, “pero allá no hay muchos artesanos o zapateros” que reparen los calzados. Pero, en relación a la fabricación en serie de la industria china, “el oficio empieza a decaer mucho y todos los locales que están en Santiago Centro empiezan a desaparecer, hoy quedan muy pocos”, agregó.
Muchos zapateros tradicionales persistieron y se especializaron en la reparación del calzado. Por ello, los artesanos fueron y son valorados por su habilidad para restaurar y mantener zapatos de alta calidad a las necesidades y preferencias de los clientes. Algo que la industrialización no puede acometer, expresa Claudio. “Mi padre hace 28 años que llegó a Ñuñoa, en un sector que tiene actualmente un gran foco comercial pero cuando llegamos no había nada”, dijo.
“Nuestra reparadora” – señala Claudio – también ha diversificado sus productos, como cinturones, broches, y otros productos derivados del cuero, aunque aclara que no se dedican a fabricar zapatos o botas, “porque ello implica otras técnicas más elaboradas y costosas”.
Los conocimientos en este rubro son tan fáciles de aprender en escuelas, porque aquellas destrezas implican que se traspasen mediante el aprender haciendo, de generaciones mayores y de forma directa, además de contar con talentos personales en manualidades, reitera este joven reparador de calzados.
Mientras Claudio muestra los modelos de tapillas de cuero y goma, tacones y plantillas, junto con las herramientas adecuadas para reparar el calzado. “También han surgido, en el caso de los varones, plantillas alzadoras de altura para el calzado, por dentro y por fuera del zapato”, lo que produce crecer bastantes centímetros, comenta.
Para distinguir la calidad del zapato, “en la lengua del calzado se puede ver la descripción del material usado”, debe decir cuero y no poliéster como es el caso de los productos chinos, explica Salazar.
En la famosa calle Victoria, lugar emblemático de las curtiembres, se pueden adquirir cueros “por patas” y herramientas para clientes y reparadoras de calzado. Aunque, recién el rubro se está revitalizando, porque la gente prefiere comprar productos que posean durabilidad, “nuestro trabajo pos pandemia ha crecido mucho”, especialmente en los barrios viejos de la ciudad.
Reparadora de cueros y calzados: Villaseca 16, Ñuñoa.
Si quieres ver y escuchar la entrevista completa, pincha el link:
https://www.youtube.com/live/G3mnN08K0So?feature=share