CNX Patrimonial: el Leprosario de Rapa Nui, la crónica que la historia quiere
olvidar
(7 noviembre 2022) La lepra llega a la isla en 1888 o 1889 con un grupo de rapanuis que
retornaban desde Tahití. Rapa Nui es un territorio que posee 16 mil 300 hectáreas, es la colonia
más alejada del continente chileno en el Pacífico, a casi 3.600 kilómetros al oeste de Valparaíso.
Una sociedad marginada que añadía una enfermedad contagiosa imposible de curar para la época.
La lepra era, entonces, otro motivo por el cual Rapa Nui siguiera en cautiverio en su propia tierra.
La isla en esos años vivió la condición de un Estado nacional que le arrendaba el territorio a la
empresa Williamson & Balfour para la explotación del lugar. Era una prisión para sus propios
habitantes, de acuerdo al Informe del Consejo de Ancianos emitido para la Comisión Verdad
Histórica y Nuevo Trato 2003: “Durante el dominio de la compañía inglesa, los rapanuis estuvieron,
por así decirlo, presos en su propia tierra no pudiendo traspasar los límites del núcleo habitado, ni
siquiera pescar sin la autorización de las autoridades, cercados por alambradas puestas por todas
partes”.
El obispo castrense Rafael Edwards, en 1916 y 1917, denunció un suceso de enorme trascendencia
en la historia de los isleños: “la situación en Pascua (Rapa Nui) es como algo propio de un régimen
esclavista”.
Por ello, el programa Oh! Citoyens Live, a través de su serie “Conexión Patrimonial: territorios e
historias olvidadas”, financiada por el Fondo FFMCS del Ministerio Secretaría General de Gobierno,
conversó con Betty Haoa Rapahango, kinesióloga y Tania Basterrica Brockman, master en
Museología. Ambas investigadoras del Museo Fonck de Viña del Mar, acerca de la historia del
Leprosario de Rapa Nui.
Fue Policarpo Toro, narra Betty Haoa, quien mientras visitaba la isla se dio cuenta de la situación
de los rapanuis en relación a la empresa inglesa, y fue a través de este marino que fue hecha la
solicitud al Estado chileno para la anexión de Rapa Nui al continente chileno.
Tania Basterrica aclara que la lepra no llegó desde el territorio chileno, como muchos piensan, por
el contrario, fue a través de los propios isleños que regresaban desde la polinesia, “este es un
mito” a su juicio. Otro mito anidado en el sentido común, es que en esa época no existió una lucha
contra el Estado, de hecho, según Betty Haoa, “los isleños ni siquiera sabían que existía el Estado
chileno”, sus reivindicaciones estaban contra las empresas inglesas instaladas en el territorio.
“El problema político del Estado de Chile era el abandono, una vez que lo anexa inmediatamente lo
arrienda a empresas (ovejeras) extranjeras”, señala Basterrica. “Ese es el pecado del Estado en
esos momentos, no preocuparse más”, dijo la investigadora.
Respecto de la ‘Sociedad de Amigos de Isla de Pascua’, entidad privada que tuvo la misión de
apoyar la situación del leprosario isleño. Tania Basterrica, recuerda que dicha entidad “tomó
fuerza y fue una gran voz” que construyó pabellones y ayuda médica para la sanación de leprosos
y que duró en funciones hasta 1953.
El rol de la iglesia católica en cuanto al leprosario fue – según la museóloga – fue una de las
primeras entidades “que levantó la alarma”, aunque se sostiene entre los isleños que fue un rol
controversial. Los enfermos alcanzaban un 10 por ciento de la población de ese entonces,
aproximadamente unos 600 isleños, pero la mayor preocupación era la propagación de esta
patología.
El miedo y la tristeza entre la población respecto del leprosario era algo que no se comentaba
hasta la década de los 70, una especie de tabú social, “eso es lo principal que quedó, ahora recién
se puede hablar de ello”, agrega testimonialmente Betty Haoa. Recién 1982 se declaró fuera de
peligro para la población local.
La línea de tiempo reconstruido por ambas investigadoras, señala que el lugar escogido para la
instalación del leprosario, se ubicó al principio en las cercanías de cuevas y el cementerio.
Posteriormente, se instala al norte de Hanga Roa, “con pabellones para hombres, mujeres,
crónicos, cocina, lavandería y un sector para las monjas (…) una sala de curaciones”, y que hoy se
utiliza como sala de artes, explicó Tania.
“El pasto es tuyo, la tierra es nuestra”, relata este dicho Betty Haoa, y que habría sido pronunciado
por el rey rapanui de la época respecto del nuevo trato con el Estado chileno, frente a los
emisarios gubernamentales. Considerando las normativas chilenas existentes sobre la propiedad, y
fue posteriormente a través de la Ley 19.441 que les dio potestad a las tierras de Rapa Nui, solo
entre isleños.
Ver y escuchar la entrevista completa en:
https://youtu.be/6HYseh4VXiw